jueves, 5 de julio de 2012

Los próximos cien años

Los próximos cien años, de Friedman
Pues eso. Lo que ahora voy a exponer es mi opinión personal sobre el libro Los próximos cien años, de Friedman (George Friedman, no Milton Friedman). Más adelante tocaré más a fondo los temas que se tratan en LPCA, pero haré un breve resumen del contenido para abriros el apetito... o cerrároslo para siempre. Sólo dos cosas: si tenéis intención de leer el libro (que no lo creo) no leáis esto a fondo, y seguramente termine convirtiendo esto en un testamento. Queda dicho.

Durante toda la narración, argumentando constantemente que pueden variar los datos, fechas o países involucrados (un poco más y podría haberse equivocado de planeta), nos explica desde su punto de vista cuál es el futuro del mundo durante el siglo XXI. ¿Que qué cosas imagina, intuye, nuestro bienquerido director de Stratfor (sí, sí, Stratfor)? Desde sucesos no muy discutibles como la futura unión de Rusia con algún viejo estado de la U.R.S.S. como Moldavia o Bielorrusia, o la pérdida de importancia global de Europa Occidental (más aún), a hechos para los cuales el autor se debió de meter farlopa de la buena, como  al comentar que México recuperará Texas y la Cesión, o que la presunta guerra de mediados de siglo (que enfrentará a países de los que ahora nos descojonamos) se realizará en el espacio, con "Battlestars" y naves lunares. Ahí es nada.

Pero bueno. Vayamos por partes. El libro comienza intentando convencernos de que la historia se mueve en ciclos de veinte años. Osease, viene a decir que en 1920 nadie podía imaginar que veinte años después estaríamos en plena II Guerra Mundial; que en 1940 nadie se imaginaría que un país pobre como Rusia podría desafiar el poderío de Estados Unidos y Europa Occidental; y así. Con esto Friedman defiende que no podemos negar lo que él narrará durante las casi cuatrocientas páginas que se avecinan, ya que en la década de 2010 no podemos siquiera imaginar lo que ocurrirá en 2030. Pero no os preocupéis, que aquí está el húngaro para sacarnos de dudas y demostrar lo idiotas que somos.

El primer tema que toca (y que gravitará por la obra durante bastante tiempo) es el caos producido en las fronteras rusas tras el desmembramiento de la Unión Soviética, en sus diversos focos. Veamos.
  • Por un lado tenemos la aparición en Europa de los países bálticos, Bielorrusia (sí, existe), Ucrania y Moldavia. No es que sea una zona precisamente conflictiva, pero ha conllevado el alejamiento de la frontera rusa hacia las proximidades de Moscú, aislando San Petersburgo al otro lado de los nuevos estados. Esto, siempre según Friedman, provoca una mayor vulnerabilidad de Rusia si una "presunta" coalición de estados europeos se le echase encima.
  • Por otra parte nos encontramos con el Cáucaso. Sí, sí, esa zona alejada de la mano de Dios entre Rusia, Turquía e Irán. Hablamos de Georgia (el país, no el estado estadounidense), Armenia y Azerbaiyán. El autor resta de importancia a este último, mientras que considera a Georgia, aliado norteamericano, y a Armenia, aliado ruso, piezas clave en la Segunda Guerra Fría que ocurrirá en entre 2020 y 2040. Divertido, ¿no?
  • Por supuesto no podemos olvidar la franja islámica que rodea el sur de Rusia. Esta ya despertó el 11-S, de las manos de la organización terrorista Al-Qaeda, cuya intencion, entre otras, era formar una coalición de estados musulmanes contra el mundo occidental. Pero es ahí cuando EE.UU. juega sus cartas. Friedman se empecina en argumentar que el objetivo de la primera potencia mundial no es invadir a sus rivales, si no enfrentarlos entre si y provocar revueltas internas. (Esto no carece de sentido; basta con mirar cómo se encuentra de dividido en la actualidad el mundo islámico.)
La U.R.S.S y los Estados que se desmembraron a partir de 1991
Bien, a partir de ahí defiende que el enfrentamiento entre Occidente y Oriente Medio carece de mayor importancia y que finalizará durante esta década. Sin embargo, mientras todos atendemos a ese foco, nos despreocupamos de los otros, en los cuales Rusia conseguirá reagruparse con Bielorrusia (país que más de una vez ha expresado su deseo de regresar a una Unión Soviética con su estado vecino), Moldavia y, probablemente, Ucrania; mientras se esforzará por reabsorber Georgia (Armenia se aliará con los rusos sin dudarlo y Azerbaiyán... pues eso, que si queda de paso... pues vale...) y neutralizar a Estonia, Letonia y Lituania. Hasta ese punto las potencias mundiales ignorarán la ampliación del estado ruso o mirarán hacia otro lado (personalmente, dudo que cause indiferencia el crecimiento de Rusia en Occidente). En ese momento, los países que se hallaran en la frontera europea (Polonia, Eslovaquía, Hungría y Rumanía) se prepararán para un enfrentamiento contra Rusia mientras que Alemania y Francia evitarán posicionarse (Rusia es uno de los grandes exportadores de materias primas y gas a Europa). Y así comenzaría una nueva guerra fría (no entro en detalles) que finalizaría, y atención, con la destrucción total de Rusia como país. Si hasta ahora ha sobrevivido, este nuevo "enfrentamiento" provocará que se rompa en cachitos. 

Pero no es el único país que saldrá destruido de esta Guerra Fría. El otro país será otro amigo de Estados Unidos, China. Qué gracioso, ¿verdad? Se van a romper Rusia y China. Eso es un orgasmo estadounidense, y el resto son tonterías. A lo que iba. China sufrirá un colapso debido a las diferencias tanto demográficas como económicas entre el este y el oeste del país (el país comunista ha permanecido así durante mucho tiempo y no parece que se vaya a romper de la noche a la mañana... bueno, me olvidaba que no me puedo comparar con la gran inteligencia de Friedman), también propiciado por la inversión de su enemigo histórico, Japón, en la zona costera china. Vamos, que China terminará autodestruyéndose, cual Voltorb. Sigamos.

A partir de aquí desvaría más, si cabe. Porque de repente, la tecnología espacial crecerá increíblemente y las principales potencias serán capaces de introducir bases militares en la Luna, y EE.UU. establecerá armas en órbita, llamadas "Battlestars", sobre Uganda, Perú y Papúa-Nueva Guinea, aparentemente, para conseguir energia del espacio (piedras lunares y energia solar). Mientras continúa esta nueva carrera espacial, aparecerán nuevas potencias que desafiarán a Estados Unidos.

  • Japón vivirá una crisis demográfica debido a la crítica situación geográfica del país (vamos, una gran población en un territorio enano), sumado a la gran dependencia del archipiélago de las importaciones de materias primas del exterior, provocarán, siempre según Jorgito, que expanda su influencia a la zona costera de las desintegradas Rusia y China, y hacia el sudeste asiático. Esto no será bien visto por EE.UU., país que controla el Océano Pacífico, sin embargo otras preocupaciones desviarán la atención del auge nipón, como...
  • ... el despertar de la potencia musulmana por excelencia, Turquía. La antigua sede del Imperio otomano ensanchará sus fronteras por el Caúcaso, hasta llegar a conquistar las fronteras rusas de Ucrania (que ya veremos después como ha terminado) y Kazakstán; hacia el sur, aislando a Irán e Israel, se expandirá por Irak, la península arábiga (que perderá todo el poder petrolífero tras la explosión energética espacial) y Egipto; y hacia los Balcanes, consiguiendo el favor de los países musulmanes (Albania, Kosovo, Bosnia), mientras choca con la nueva potencia, de la que hablaré ahora, en Croacia. Mientras, el resto de Estados balcánicos se encontrarán o bien con el apoyo estadounidense (Grecia, Serbia) o aislados internacionalmente (Rumanía).
  • La otra superpotencia será ese país al que dediqué mi entrada anterior, Polonia. Bueno, en concreto el bloque polaco (como lo llama Friedman), ya que tras la desintegración de Rusia, este país más Finlandia, Rumanía y en menor medida Hungría alargarán sus fronteras por la Rusia occidental. En el caso de Polonia, gracias al armamento tecnológico cedido por Estados Unidos anexionará los países bálticos (yo sigo sin creer que estos tres puedan caer tan fácilmente sin que nadie se inmute, pero bueno...), Eslovaquia, Eslovenia, Bielorrusia y parte de Ucrania. Sin embargo, ante el avance turco por Europa del sur, Estados Unidos pedirá al bloque polaco que contenga a los musulmanes en la frontera croata. Yo, personalmente, y esto incluyendo la Segunda Guerra Fría, me arriesgaría a apostar más por Hungría que por Polonia como cabeza aliada de Estados Unidos en Europa del este, pero bueno, que si George Friedman dice que soy retrasado, no puedo decir nada...
Balcanes
Este inminente enfrentamiento en los Balcanes entre Turquía y Polonia-EE.UU. ocultará que, en realidad, los turcos son aliados de Japón, país que mientras toda la atención se situaba en la antigua Yugoslavia, se dedicó a crear misiles de rocas lunares (jejeje) en la Luna (obviamente), en una misión secreta. Así, y es aquí cuando comienza a datar fechas y horas el gran Friedman, el día de Acción de Gracias a las 15 h., un par de meses después de que se calmaran un poco los ánimos entre Polonia y Turquía, Japón lanzaría estos misiles lunares contra las "Battlestars" estadounidenses, ya que EE.UU. es el único país que se puede permitir construirlas y ponerlas en órbita. Cabe añadir que las Battlestars controlan el mundo y los océanos desde el espacio, y que EE.UU. se aliará con Corea (unificada en el futuro) y China (lo que quede de ella). Ante esta situación, y con las Battlestar golpeadas por la espalda, el país norteamericano no será capaz de reaccionar a tiempo (los principales jefes militares y políticos estarán con sus familias) y Japón aprovecharía el caos para atacar las bases estadounidenses en el sudeste asiático. Y ahora, para resumir un poco y no aburrir, pues decir que Turquía volverá a la carga, esta vez aliado con la inerte Alemania (el resto de Europa Occidental está como muerta, salvo un país - el de siempre - que aparecerá al final), reduciendo a Polonia hacia su interior, llegando a Cracovia. Turquía y Polonia dispondrán de robots soldado (bueno, más exactamente, soldados con exoesqueleto eléctrico, pero bueno, abreviando, lo dicho), por lo cual apenas habrá víctimas civiles. Los polacos destruirán sus propias centrales eléctricas, quedándose sin energía, para que Estados Unidos acudiera a su rescate. Así fue. Los superiores Estados Unidos aparecieron en Europa, aliados con Gran Bretaña (España y Portugal también estarán del lado de EE.UU., pero como no hacen nada, pues como si no existiésemos), e hicieron retroceder a Turquía, debilitado sin electricidad en Polonia, hacia la frontera anterior con Croacia, y le obligaron a abandonar el Cáucaso. EE.UU. destruyó, mientras, las bases japonesas en el espacio, y obligo a Japón a rendirse y abandonar Asia continental, dejándolo con los problemas demográficos que tenía al principio de la guerra.

Tras la guerra, EE.UU. vivirá una década de esplendor, hasta que en 2080 (sí, ya estamos en 2080), toda la inmigración mexicana que había pedido incesantemente décadas atrás para ayudar con la alta tasa de población envejecida se convirtió en excedente, y comenzó a devolverlos a México. Sin embargo, Nuevo México y Arizona poseerán más del 80% de población mexicana (aunque muchos eran de tercera generación). ¿Cómo devolver a unas personas nacidas y criadas en esos territorios a su país de origen étnico? Ahí comenzará una fuerte bulla, en la que estos dos estados se negaran a deportar a los mexicanos (la Guardia de NM y Arizona será mayormente mexicana, claro). Ambos países desplegarán sus ejércitos en la frontera méxico-estadounidense y en NM, Arizona, California, Texas y la Cesión Mexicana, que serán los territorios que clamarán por la secesión y reincorporación a México. Y ahí lo deja el libro.

Ahora no voy a seguir criticando ni al autor húngaro ni al libro. Cada uno que saque sus propias conclusiones sobre lo que he expresado. Si tenéis ganas de echarle un vistazo... ya sabéis. Los próximos cien años, de George Friedman. 

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