sábado, 31 de marzo de 2012

Tierra de nadie

Ayer estuve conversando con una amiga. Una cosa llevó a la otra, y me dio una idea para hacer una entrada sobre un país. Un país que, tras la Edad Media, se mancomunó con el Gran Ducado de Lituania, pasando a ser conocido como República de las Dos Naciones o la República Senerísima; con su colapso, este territorio sería repartido entre rusos, prusianos y austriacos. Tras lograr su independencia con el fin de la Gran Guerra, sería ocupada por la Alemania nazi y la Unión Soviética, para, al acabar la 2º Guerra Mundial, convertirse en un mero títere del país ruso. Por tanto, estamos ante una región que se ha visto casi siempre privada, durante la historia moderna, de libertad. Una región aprisionada. Una tierra de nadie, pero muy definida. Polonia.

Escudo de la República Senerísima
Hagamos una vista por su historia desde el siglo XIX. En 1795, Polonia desaparece del mapa europeo, después de la anarquía que reinó en la República de las Dos Naciones durante el siglo XVIII, su consecuente debilidad y el reparto que sus vecinos se hicieron de sus restos. Estando repartido entre Prusia, Rusia y Austria-Hungría tras décadas, se convierte en una región importante y significativa por las tensiones existentes entre los grandes Imperios europeos. Así, mientras el reino prusiano se desintegraba y el ruso estaba debilitado y al borde de la Revolución, los alemanes y austro-húngaros acuerdan la creación de un reino polaco en 1916; sin embargo, hasta 1918, estuvo gobernado por un coronel alemán. A partir de ese año, se instaura el primer estado independiente polaco desde hacía siglos, y, al año siguiente, los territorios de Ucrania occidental, entre los que se hallaba Galitzia, fueron absorbidos por el nuevo estado, a cambio de la ayuda polaca en la creación de un estado ucraniano con fronteras sólidas ante los bolcheviques.
Y ahí comenzaron los sucesivos enfrentamientos polaco-soviéticos. Polonia, exhausta, acordó una nueva fijación de fronteras de Ucrania, repartiéndosela con la URSS. Además, tuvo dos pequeñas guerras contra Checoslovaquia y la antigua hermana Lituania, hasta el punto de conquistar su capital, Vilnius.
Durante el período de entreguerras, el estado centroeuropeo, a pesar de contar con el apoyo y protección francesa, firmó pactos de no-agresión con la Unión Soviética, el cual, a pesar de las adhesiones de territorios checoslovacos por parte de Polonia, no se rompió; y con la Alemania de Hitler, quien, ante la negativa del país polaco a entregar la ciudad libre de Dánzig, anuló el pacto en 1939 y se lanzó sobre él. Ahí comenzó, como ya sabemos, la 2º Guerra Mundial, ya que Francia y Gran Bretaña saltaron sobre Alemania debido a la conquista de Polonia conjunta con la URSS, con quien había firmado un pacto de repartición. Es aquí donde comienza el calvario polaco durante todo el siglo XX. Los invasores nazis establecieron en Polonia campos de exterminio, a los cuales enviaban a la población judía del país así como de otros países ocupados por los nazis. Casi la totalidad de la población judía de Polonia fue exterminada por los nazis y sus simpatizantes. Alemania administró el núcleo de los territorios polacos bajo su control bajo la forma del Gobierno General, siendo anexados a Alemania las regiones más occidentales. Las fuerzas de la Alemania nazi fueron forzadas a retirarse por el Ejército Rojo y voluntarios polacos, creándose en la posguerra la República Popular de Polonia, Estado socialista satélite de la Unión Soviética.
Representación de Lech Walesa animando a los obreros
polacos en una huelga laboral
Polonia, sometida bajo el régimen comunista durante casi cincuenta años, se vio envuelta sin quererlo ni beberlo en una Guerra Fría en la que sirvió de escudo a Rusia contra Occidente y el capitalismo. Sin embargo, este país, al contrario que Bulgaria o Rumanía, se enfrentó en diversas ocasiones al yugo soviético, con fuertes represalias. Al llegar los '80, una de las características más definitorias de Polonia, su cristianismo, sería una de las que conduciría al país a la libertad, de la mano de Karol Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II, junto al sindicato Solidarnosc (Solidaridad en español), uno de los mayores y más importantes sindicatos de la historia, creado por el obrero Lech Walesa en 1980. En 1981, el Presidente del gobierno polaco estableció la ley marcial y encarceló a la mayoría de dirigentes de dicho sindicato. Levantada en 1983, Solidarnosc sobrevivió clandestinamente hasta el final de la década, cuando, las huelgas a nivel nacional obligaron al gobierno a negociar con ellos. Solidarnosc dejó de presentarse como sindicato para hacer públicas sus pretensiones como partido político, especialmente de elecciones libres. En un exceso de confianza, estimulado por Gorbachov, que pretendía experimentar con las posibilidades, el gobierno cedió, perdiendo las elecciones, en parte debido a la propaganda estadounidense prometiendo la inversión de inmensas cantidades de fondos si se acababa con el comunismo.
Con la venida abajo del comunismo soviético, se comenzó a afianzar la restauración de las libertades democráticas, así como al capitalismo y el libre mercado como bases del sistema económico, dando lugar al moderno Estado polaco, que cambió su nombre oficial a República de Polonia. El país polaco consiguió entrar en la Unión Europea en 2004, debido a la buena gestión económica, política y social del Estado, en comparación con muchos de sus vecinos ex-soviéticos. 

Y esta es, en trazos generales, la historia de Polonia. Un país sufridor, pero que ha logrado convertirse en la actualidad en un Estado consolidado y fuerte. La tierra de nadie ha pasado a ser Polskiego kraju.

Dedicado a B.

PD: #SOSFragasDoEume. Porque no podemos perder un tesoro como las Fragas.

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